Cuando se busca vender un producto o servicio de alto valor, como es el caso de los inmuebles, es importante resaltar los beneficios que conllevará para el cliente adquirirlo con la finalidad de despertar en él las ventajas que este le dará, para que esté convencido de que adquirirlo será una inversión y no un gasto.
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El precio de un inmueble busca satisfacer el presupuesto de tu cliente a corto plazo, para disfrutarlo a largo plazo, tomando en cuenta que el valor está en función de la calidad siendo no mensurable, es posible que, si el precio rebasa el presupuesto del cliente, o lo compara con otro similar ponga objeciones, ya sea de naturaleza objetiva o táctica. Es aquí cuando tu trabajo como asesor inmobiliario entra en acción para averiguar las razones por las cuales objeta el precio de venta, además de evaluar si estas objeciones son objetivas y convincentes, de esta manera conocerás sus verdaderos motivos y podrás trabajar en función de ellos.
Cuando llega el turno de generar una negociación con el vendedor, muchas veces se ven involucrados conflictos de interés, además de que es un hecho que a nadie le gusta pagar de más por un producto o servicio.
Cuando comiences a negociar debes generar una serie de estrategias ante las posibles objeciones del vendedor, por lo que debes de exponer tus condiciones con firmeza y seguridad como si estás fueran inamovibles. Recuerda que al hablar del precio no debes utilizar palabras como caro o barato, es más profesional mencionar que el precio es adecuado o elevad para justificar el por qué; así que deberás de hacer preguntas para averiguar qué cantidad es posible negociar, esto lo puedes hacer a través de pequeñas fracciones.
Una vez llegado a un acuerdo, es momento de presentar un precio ante el cliente, mismo que debes mencionar sin brusquedad, sin timidez, de manera natural y sin bajar el tono de voz; en este caso es conveniente que lo presentes ante tu cliente acompañado de los argumentos sobre los beneficios de adquirir ese inmueble.