De brote localizado a expansión generalizada. La rápida propagación del coronavirus (COVID-19) en todo el mundo ha comenzado a provocar una parálisis de las actividades en la mayoría de los sectores económicos. Pequeños, grandes… todos se han visto afectados y las inmobiliarias no son la excepción.
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Uno de los países que ha sufrido grandes consecuencias debido a la propagación de este virus es España y es que sus agencias inmobiliarias se consideran espacios comerciales y por tanto, tienen que permanecer cerradas por órdenes de su gobierno. Esto no significa que no se encuentren operativas.
Si bien algunas han optado por cerrar mientras dure la emergencia, otras siguen trabajando y sus agentes lo hacen desde casa o en las mismas inmobiliarias, pero sin abrir al público.
Eso sí, se han visto limitadas a realizar solo aquellos trámites que pueden hacer de forma remota y que no impliquen el contacto con otras personas. En este sentido, servicios como la gestión de las visitas a los inmuebles, las valoraciones presenciales de las viviendas y la solicitud de ciertos documentos que implican la inspección en los domicilios por parte de un experto, no están disponibles hasta que cese el estado de alarma.
Por tanto, aquellos servicios que no implican contacto directo, ni con el cliente ni con otras personas puedes realizarlos. Si bien la mayoría de los servicios que actualmente se ofrecen son online, la gestión de algunos de los trámites necesarios para la venta requiere un trato cara a cara. Estos, de momento te recomendamos suspenderlos. Por ejemplo, los documentos que no se pueden hacer por internet, la realización de las visitas o la valoración presencial de la vivienda.
Ante emergencias como esta, nuestra mejor arma es el conocimiento y la precaución.
